Andreas Schleicher apoya el fin del co-pago, fin de selección y fortalecimiento de magisterio y educación pública en Chile.
Gregory
@gregoryelacqua
El Mercurio
Miércoles 23 de julio de 2014
"El 10% de los estudiantes más desfavorecidos en Shanghai supera al 10% de los estudiantes más privilegiados de Chile. ...".
Todo el mundo está de acuerdo con el hecho de que la educación es importante. Sin embargo, otorgarle un alto valor a la educación es solo una parte de la ecuación. La otra parte es la convicción sobre las posibilidades de todos los niños de lograr buenos resultados.
En Chile, los estudiantes son segregados desde edades tempranas, lo que refleja la idea de que solo algunos niños pueden alcanzar estándares de clase mundial, sobre todo los de mejores antecedentes familiares. Reformas hechas en Polonia en la década del 90 introdujeron una mayor heterogeneidad en el aula, y lo han convertido en uno de los países que de manera consistente han mejorado su educación. En Bélgica, el procedimiento para seleccionar estudiantes y escuelas garantiza el respeto a las elecciones de los padres, pero también garantiza que la distribución de los alumnos en el sistema respete consideraciones de equidad. Y en la mayoría de los países del este de Asia o del norte de Europa, tanto los padres como los profesores están comprometidos en que todos los estudiantes alcancen altos estándares educativos.
Curiosamente, estas creencias se reflejan en el comportamiento de los estudiantes. Cuando les preguntamos a los alumnos sobre las razones que explican el éxito en matemáticas, a menudo en Chile indican que tiene que ver con el talento: si yo no he nacido un genio en matemáticas, entonces mejor estudio otra cosa. En Shanghai, 9 de cada 10 estudiantes afirman que su éxito en matemáticas depende de su propio esfuerzo. Esto nos dice algo acerca de los sistemas escolares.
Los resultados de Chile en la prueba muestran que muchos estudiantes no logran alcanzar niveles básicos de competencias, y que este bajo rendimiento está estrechamente vinculado a desventajas sociales, más que en cualquier otro país, incluso en relación con sus vecinos de América del Sur.
Pero el desafío chileno no se refiere solo a alumnos pobres de los barrios pobres, se trata de muchos alumnos en muchos barrios diferentes. Incluso, el 10% de los estudiantes más desfavorecidos en Shanghai supera al 10% de los estudiantes más privilegiados de Chile. Es por eso que la mejora de la calidad y la equidad de la educación deben ir de la mano. La buena noticia es que sí se puede lograr. Muchos países han demostrado que ambas, calidad y equidad de la educación, pueden mejorarse significativamente.
En ninguna parte la calidad de un sistema escolar supera la calidad de sus profesores. Los sistemas escolares de alto nivel prestan atención a cómo se selecciona y capacita a su equipo docente. Observan cómo mejorar el rendimiento de los profesores que tienen dificultades y cómo estructurar las remuneraciones salariales. Estos sistemas proporcionan un entorno en el que los profesores trabajan juntos para formular buenas prácticas, y tienen a su disposición vías inteligentes para que puedan desarrollar sus carreras.
Los sistemas exitosos apoyan también a sus maestros para realizar innovaciones pedagógicas, para mejorar su propio desempeño y el de sus colegas, y para alcanzar un desarrollo profesional que lleve a una práctica educativa superior. En el pasado, el objetivo eran la estandarización y el cumplimiento. Hoy, los sistemas exitosos permiten a los profesores ser creativos.
El resultado más impresionante de los sistemas escolares de clase mundial es, tal vez, que ellos entregan alta calidad educativa en todo el sistema escolar, de manera que cada estudiante se beneficie de un excelente aprendizaje. Para alcanzar esto, estos países invierten los recursos donde van a tener un mayor impacto; atraen a los directores más capacitados hacia las escuelas más difíciles y los profesores más talentosos a las aulas más exigentes. Tal vez esa sea la lección de política más importante para Chile. A través de la eliminación del copago y la selección, Chile puede avanzar hacia una composición escolar más integrada y una distribución más equitativa de los recursos en las escuelas. Pisa muestra que los países que logran altos niveles de equidad son también los que son capaces de distribuir los recursos de manera más equitativa.
No existe un sistema de educación exitoso con un sistema de educación público débil. De hecho, en Francia, Italia, Japón, México, Suiza y Estados Unidos, los estudiantes de las escuelas públicas lo hacen mejor que los de las escuelas privadas, y cualquier ventaja observada entre las escuelas privadas se debe exclusivamente a un efecto de composición.
Tengamos en mente que el sistema escolar chileno de hoy será su economía del mañana.
Andreas Schleicher
Director de Educación de la OCDE
Gregory
@gregoryelacqua
El Mercurio
Miércoles 23 de julio de 2014
"El 10% de los estudiantes más desfavorecidos en Shanghai supera al 10% de los estudiantes más privilegiados de Chile. ...".
Todo el mundo está de acuerdo con el hecho de que la educación es importante. Sin embargo, otorgarle un alto valor a la educación es solo una parte de la ecuación. La otra parte es la convicción sobre las posibilidades de todos los niños de lograr buenos resultados.
En Chile, los estudiantes son segregados desde edades tempranas, lo que refleja la idea de que solo algunos niños pueden alcanzar estándares de clase mundial, sobre todo los de mejores antecedentes familiares. Reformas hechas en Polonia en la década del 90 introdujeron una mayor heterogeneidad en el aula, y lo han convertido en uno de los países que de manera consistente han mejorado su educación. En Bélgica, el procedimiento para seleccionar estudiantes y escuelas garantiza el respeto a las elecciones de los padres, pero también garantiza que la distribución de los alumnos en el sistema respete consideraciones de equidad. Y en la mayoría de los países del este de Asia o del norte de Europa, tanto los padres como los profesores están comprometidos en que todos los estudiantes alcancen altos estándares educativos.
Curiosamente, estas creencias se reflejan en el comportamiento de los estudiantes. Cuando les preguntamos a los alumnos sobre las razones que explican el éxito en matemáticas, a menudo en Chile indican que tiene que ver con el talento: si yo no he nacido un genio en matemáticas, entonces mejor estudio otra cosa. En Shanghai, 9 de cada 10 estudiantes afirman que su éxito en matemáticas depende de su propio esfuerzo. Esto nos dice algo acerca de los sistemas escolares.
Los resultados de Chile en la prueba muestran que muchos estudiantes no logran alcanzar niveles básicos de competencias, y que este bajo rendimiento está estrechamente vinculado a desventajas sociales, más que en cualquier otro país, incluso en relación con sus vecinos de América del Sur.
Pero el desafío chileno no se refiere solo a alumnos pobres de los barrios pobres, se trata de muchos alumnos en muchos barrios diferentes. Incluso, el 10% de los estudiantes más desfavorecidos en Shanghai supera al 10% de los estudiantes más privilegiados de Chile. Es por eso que la mejora de la calidad y la equidad de la educación deben ir de la mano. La buena noticia es que sí se puede lograr. Muchos países han demostrado que ambas, calidad y equidad de la educación, pueden mejorarse significativamente.
En ninguna parte la calidad de un sistema escolar supera la calidad de sus profesores. Los sistemas escolares de alto nivel prestan atención a cómo se selecciona y capacita a su equipo docente. Observan cómo mejorar el rendimiento de los profesores que tienen dificultades y cómo estructurar las remuneraciones salariales. Estos sistemas proporcionan un entorno en el que los profesores trabajan juntos para formular buenas prácticas, y tienen a su disposición vías inteligentes para que puedan desarrollar sus carreras.
Los sistemas exitosos apoyan también a sus maestros para realizar innovaciones pedagógicas, para mejorar su propio desempeño y el de sus colegas, y para alcanzar un desarrollo profesional que lleve a una práctica educativa superior. En el pasado, el objetivo eran la estandarización y el cumplimiento. Hoy, los sistemas exitosos permiten a los profesores ser creativos.
El resultado más impresionante de los sistemas escolares de clase mundial es, tal vez, que ellos entregan alta calidad educativa en todo el sistema escolar, de manera que cada estudiante se beneficie de un excelente aprendizaje. Para alcanzar esto, estos países invierten los recursos donde van a tener un mayor impacto; atraen a los directores más capacitados hacia las escuelas más difíciles y los profesores más talentosos a las aulas más exigentes. Tal vez esa sea la lección de política más importante para Chile. A través de la eliminación del copago y la selección, Chile puede avanzar hacia una composición escolar más integrada y una distribución más equitativa de los recursos en las escuelas. Pisa muestra que los países que logran altos niveles de equidad son también los que son capaces de distribuir los recursos de manera más equitativa.
No existe un sistema de educación exitoso con un sistema de educación público débil. De hecho, en Francia, Italia, Japón, México, Suiza y Estados Unidos, los estudiantes de las escuelas públicas lo hacen mejor que los de las escuelas privadas, y cualquier ventaja observada entre las escuelas privadas se debe exclusivamente a un efecto de composición.
Tengamos en mente que el sistema escolar chileno de hoy será su economía del mañana.
Andreas Schleicher
Director de Educación de la OCDE
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