Miami, La Nación, 8/7/2014
Cuando termine el Mundial y todo vuelva a la normalidad, los países latinoamericanos deberían plantearse una pregunta clave: ¿por qué no podemos producir un Messi, un Neymar o un James de la ciencia o la tecnología?
La pregunta fue planteada por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno. De la misma manera que América latina está produciendo los mejores jugadores de fútbol del mundo, la región debería también producir el próximo "Neymar del software" o el próximo "Messi de la robótica", dijo Moreno durante un congreso en Brasil. Para lograrlo, los países latinoamericanos deberían aplicar a la ciencia la misma pasión y disciplina que actualmente aplican a los deportes, y crear sistemas para producir talentos, agregó.
De hecho, pueden hacerse varios paralelismos entre el éxito en el fútbol y en la ciencia, la tecnología y la competitividad económica. En primer lugar, como en el fútbol, los países necesitan una gran reserva de científicos para aumentar sus posibilidades de producir genios. Y, lamentablemente, América latina tiene muchos menos científicos per cápita que los Estados Unidos, Europa o Asia.
En segundo lugar, tal como en el fútbol, se necesita una cultura familiar y medios de prensa que glorifiquen a quienes triunfan en las ciencias y la tecnología. En mis viajes a China, Singapur e India, me impresionó ver cómo los medios de prensa les dedican grandes titulares tanto a los ganadores de las Olimpíadas de matemáticas como a sus destacadas estrellas deportivas.
En tercer lugar, y tal vez más importante, los países deben aprovechar al máximo las ventajas de la globalización en ciencias, como lo hacen en el fútbol. Tal como lo estamos viendo en este Mundial, el fútbol es uno de los negocios más globalizados del mundo. Casi todos los jugadores de las selecciones latinoamericanas viven en el extranjero. Esto no sólo ocurre con las potencias futbolísticas como Brasil y la Argentina, cuyas estrellas desde hace tiempo juegan en las ligas europeas, sino también con países más pequeños como Costa Rica o Chile.
El equipo de Costa Rica, que pasó a los cuartos de final por primera vez en la historia, jugó este Mundial con el arquero Keylor Navas (quien juega en España), Giancarlo González (EE.UU.), Oscar Duarte (Bélgica), Cristián Gamboa (Noruega), Junior Díaz (Alemania), Celso Borges (Suiza), Christian Bolaños (Dinamarca), Bryan Ruiz (Holanda) y Joel Campbell (Grecia). Sólo dos miembros del equipo juegan en Costa Rica.
La globalización ha ayudado a los países más pequeños a jugar de igual a igual, sin complejos, con los más grandes. En la actual Copa del Mundo, Chile derrotó a España 2 a 0 y Costa Rica le ganó a Italia 1 a 0, y empató con Inglaterra 0 a 0. España, Inglaterra e Italia fueron eliminadas por rivales mucho más pequeños.
Pero aunque jugar en el exterior ha sido una bendición para los jugadores latinoamericanos, casi todos los aspirantes a científicos y tecnólogos de la región se quedan en casa. Mientras actualmente hay 820.000 estudiantes chinos en las universidades de los Estados Unidos, 71.000 de Corea del Sur y 16.000 de Vietnam, hay tan sólo 14.000 de México, 11.000 de Brasil, 6600 de Colombia y 1800 de la Argentina, según el Instituto de Educación Internacional.
Chrysovalantis Vasilakis, profesor de la Universidad de Warwick, Gran Bretaña, me dijo que la movilidad de talentos no sólo mejora la calidad de equipos como el de Costa Rica, sino que "también crea más incentivos para que los jóvenes costarricenses se entrenen más y mejor".
Otros, como Charles Kenny, del Centro para el Desarrollo Global, señalan que la emigración de talentos no crea una "fuga de cerebros", sino, por el contrario, una "ganancia de cerebros" para los países más pobres. "Los filipinos, por ejemplo, son los principales exportadores del mundo de enfermeras, pero el resultado no ha sido una escasez de atención médica en el país", escribe Kenny en Businessweek.com. "Lo que ha ocurrido es más bien lo contrario: la existencia de oportunidades en el extranjero incentiva a que más jóvenes estudien enfermería."
Mi opinión: en vez de descartar o ignorar a sus científicos que emigraron para trabajar en las mejores universidades del mundo, los países latinoamericanos deberían pedirles que se sumen temporalmente a proyectos especiales en sus países cada tantos años, tal como lo hacen los jugadores de fútbol con sus seleccionados nacionales cada cuatro años para la Copa del Mundo.
Al igual que en el fútbol, la globalización en la ciencia y la tecnología ayudaría enormemente a que los países latinoamericanos puedan producir un "Neymar del software" o un "Messi de la robótica"..
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