6 de novembro de 2012

En busca de sujetos políticos Por Boaventura de Sousa Santos

(*) 
 
Por un Foro Social del Sur de Europa
 
En una democracia liberal que funciona con normalidad, la cuestión del sujeto político no se plantea porque la sociedad, políticamente organizada en partidos, genera los sujetos necesarios para la conducción de la vida colectiva.

La democracia portuguesa no está funcionando con normalidad, como sucede en otros países del sur de Europa. La razón es conocida: es una democracia tutelada por una fuerza extranjera que no responde ante los portugueses.

El gobierno es una delegación de una agencia internacional de negocios. De aquí derivan las demás señales de anormalidad. Entre los miles de ciudadanos que se manifiestan en la calle se capta un evidente sentimiento antipartidos que abarca todo el espectro político. Este clamor a veces se desliza hacia la antipolítica, donde germinan todos los extremismos. Pero la creatividad de la crisis portuguesa es tan grande que la derecha ha generado su propia indignación contra el poder. Destacadas figuras del Partido Social Demócrata (PSD) y del Centro Democrático Social (CDS) se manifiestan con una violencia tan grande que el ciudadano distraído no se da ni cuenta de que fueron ellas las que durante décadas cocinaron la mediocridad política que está en el poder.

Tenemos dos movimientos de indignados, los que sólo tienen la calle para mostrar su indignación y los que cuentan con periódicos, radios y televisiones para hacerlo.
De todo ello resulta que los partidos en el poder son un sujeto político ausente, al tiempo que no parece haber un sujeto alternativo, ya que el Partido Socialista (PS), después de haber firmado el memorando y respaldado las sociedades público-privadas, sólo podrá ser oposición si comienza por oponerse a sí mismo. La expresión de la ausencia de sujetos políticos a la derecha y en el centro está en la propuesta de un gobierno de unidad nacional que pivota sobre la crisis hasta que Europa la resuelva.

Esperar a Europa es lo mismo que esperar a Godot [1]. Si no hacemos nada por la nueva Europa (lo que implica desobediencia organizada al memorando y a toda la política y economía que supone), la vieja Europa no hará nada por nosotros. De ahí mi convicción de que estamos en busca de nuevos sujetos políticos.

No creo que se den las condiciones para el surgimiento de un sujeto político de extrema derecha. El escenario más creíble tiene dos dimensiones. La primera es la formación de un nuevo sujeto político que capte la energía de miles de ciudadanos dispuestos a dejar de lado sus lealtades partidarias para encontrar una solución para el país a partir de alternativas concretas. No se trata de crear un partido nuevo, sino de crear un frente electoral y político a través de un acto de refundación de dos partidos, el PS y el Bloco de Esquerda (BE). El PS convoca un congreso extraordinario, se desvincula del memorando y de los contratos de las sociedades leoninas y elige a un líder para capear la tormenta (el actual es un líder formado en y para tiempos calmos). El BE, también reunido en congreso, se libera de toda la ideología de vanguardia. Elige a un líder de retaguardia, capaz de poner al BE a caminar con la sociedad excluida y sobre todo con la que camina más lento. Así refundados, ambos partidos pueden generar un nuevo sujeto político de alta intensidad democrática.

La segunda dimensión consiste en la convocatoria, que sugiero desde ya, de un Foro Social del Sur de Europa, a celebrarse en el próximo año. Complementa y expande el inmenso potencial revelado por el Congreso Democrático de las Alternativas [2]. Por un lado, es europeo y no sólo portugués; por otro, está convocado por movimientos y organizaciones sociales, y no sólo por ciudadanos. Este Foro discutirá los caminos para Europa a partir de la premisa de su profunda democratización. Podrá generar la energía que lleve a la Unión Europea a merecer el Nobel de la Paz, por ahora un chiste de dudoso gusto. Será convocado por viejos y nuevos movimientos sociales, por los indignados, sindicatos, estudiantes, desempleados, inmigrantes, movimientos feministas, antirracistas, ecologistas, LGTB, etc. Los sindicatos se sentirán entonces fortalecidos y acompañados, más capaces de convivir con la diversidad sin sofocarla bajo un alud de banderas rojas y de largos y espesos discursos de sus líderes.

Notas
[1] Alusión a la obra teatral Esperando a Godot (1952), de Samuel Beckett. (N. T.)
[2] Iniciativa ciudadana celebrada el pasado 5 de octubre en el Aula Magna de la Universidad de Lisboa (Portugal) para debatir propuestas alternativas para salir de la crisis. (N. T.)

(*) Sociólogo, PhD, profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra (Portugal) y de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos).

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