15 de maio de 2012

Obama, Romney y la región

Andrés Oppenheimer, La Nación, 15 de mayo, 2012

SI el presidente Obama y el probable candidato republicano Mitt Romney dedican algún tiempo a hablar sobre América latina durante la campaña para las elecciones de noviembre, lo más probable es que la discusión se centre en esta pregunta: ¿quién perdió América latina?
Los republicanos, a través de legisladores como la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, Ileana Ros Lehtinen, y el miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Marco Rubio, ya están criticando a Obama por lo que consideran una rápida decadencia de la influencia económica y política de Estados Unidos en la región durante su mandato.
Pero, ¿tienen razón? Y las soluciones que ofrecen, que incluyen posturas más duras contra los gobiernos que violan las libertades democráticas, ¿funcionarían?
Estudios recientes realizados por la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal) no dejan dudas de que Estados Unidos ha perdido parte de su cuota de mercado en América latina, especialmente en América del Sur. Veamos:
-Las inversiones de Estados Unidos en América latina, que eran por lejos las más grandes de la región hace unas pocas décadas, representaron el 18% del total de las inversiones extranjeras de la región en 2011. En comparación, las inversiones conjuntas de los 27 países de la Unión Europea representaron el 40% del total de las inversiones extranjeras en la región. Estados Unidos sigue siendo el mayor inversor individual, seguido por España.
-En lo que hace al comercio, el porcentaje de las importaciones mundiales de América latina que procede de Estados Unidos cayó del 55 al 32% en la última década. De manera similar, el porcentaje de las exportaciones mundiales de América latina que fueron a Estados Unidos cayó del 61 al 42% durante la última década.
-Mientras Estados Unidos solía tener una "visión estratégica" de la región, no existe hoy ninguna iniciativa de tal magnitud.
Los críticos de Obama añaden que, en el ámbito político, Estados Unidos también ha perdido terreno. Durante la reciente Cumbre de las Américas del 14 de abril, cuando se reunieron el presidente Obama y 33 jefes de Estado de la región, no se logró aprobar una resolución final por diferencias acerca de Cuba y los reclamos argentinos sobre las islas Malvinas.
Además, los críticos señalan que los países latinoamericanos han creado nuevas instituciones regionales, como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac). Aunque estas organizaciones son vistas por muchos como meros sellos de goma, fueron creadas para excluir a Estados Unidos de las decisiones regionales.
Roberta Jacobson, la nueva jefa de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo que, contrariamente a lo que alegan los críticos, las encuestas revelan que la imagen de Estados Unidos -y del presidente Obama- en la región "es muy alta en este momento", y el turismo latinoamericano hacia Estados Unidos "ha explotado" hasta llegar a cifras sin precedente. "No es que estamos perdiendo influencia en América latina, sino que hay otros actores, tales como China, que están comerciando con la región", me dijo Jacobson. "Eso puede beneficiar no sólo a América latina, sino también a Estados Unidos."
Jacobson agregó que desde que asumió Obama las exportaciones de Estados Unidos a las Américas han aumentado más de 200 mil millones de dólares, alcanzando los 650 mil millones, y hoy representan el 42% del total de las exportaciones estadounidenses.
Con los acuerdos de libre comercio recientemente aprobados con Colombia y Panamá, Estados Unidos tiene ahora acuerdos de libre comercio con 12 países de la región, y está buscando "el éxito colectivo de este hemisferio", dijo Jacobson.
Mi opinión: Estados Unidos ha perdido parte de su anterior influencia económica en América latina, pero esa tendencia se inició durante la administración del presidente George W. Bush, y no es una tragedia irreversible para Washington.
Es un fenómeno que tiene mucho que ver con el enorme aumento de las compras de materias primas de la región por parte de China, algo que probablemente disminuirá en los próximos años por la desaceleración de la economía china y por el hecho de que algunos países sudamericanos no querrán convertirse en economías monodependientes de materias primas.
En próximas columnas nos referiremos a las propuestas de Obama y Romney para América latina.
Pero, en lo que hace al papel que tendrá Estados Unidos en la región en los próximos años, no sería de extrañar que fuera algo semejante al que Alemania representa actualmente en Europa. Lo más probable es que Washington, en lugar de una superpotencia todopoderosa, sea un primero entre iguales.

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