Editorial II
El hecho de contar con herramientas tecnológicas no ha sido suficiente para que se las use diariamente en el ámbito escolar
Según el informe del Observatorio de la Educación Básica Argentina -ya comentado aquí a propósito de otros temas-, las computadoras personales del programa Conectar Igualdad que vienen distribuyéndose entre alumnos y maestros casi no se usan en el aula.
De alguna manera, esta noticia era de esperarse. En primer lugar, porque para muchos de los que las recibieron era la primera vez que poseían una computadora para su uso personal; es lógico entonces pensar que el 91 por ciento de los docentes de las escuelas primarias haya decidido utilizarlas primero en su casa. Del resto, solo el 5% lo hace en clase, sí, pero mensualmente, y el 7%, cada quince días. En el caso de los profesores del secundario, la relación es aún más pronunciada: el 58 por ciento de los docentes no trabaja con las netbooks en el aula, cuando el 96% sí las emplea en sus hogares.
La escuela y la PC han establecido hasta ahora -y esto no ocurre sólo en la Argentina- una relación compleja, lo cual ha sido reflejado desde estas columnas cuando se comentó el último informe PISA, que incluyó por primera vez datos sobre tecnologías digitales y resultados de aprendizaje. La Argentina participa de las encuestas PISA sobre matemática y lengua, pero no había participado de este mencionado estudio sobre lectura digital; sí lo habían hecho Chile y Colombia, por lo cual los datos finales también podían ser aplicados a nuestra realidad.
El estudio del Observatorio -integrado por la Fundación del Centro de Estudios en Políticas Públicas (Cippec), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Banco Santander, con el apoyo del Ministerio de Educación nacional- le ha puesto datos finalmente a algo que ya había comenzado a notarse en el aula desde que comenzaron a entregarse las netbooks. Como lo expresó el experto en educación Gustavo Iaies, estos dispositivos no han encontrado aún su lugar en la currícula, y este no es un tema de fácil resolución en el corto plazo. Los observadores rescatan el hecho de que "la gran mayoría de los docentes saben manejar las computadoras y están familiarizados con ellas (97% en primaria y 98% en secundaria), saben buscar información en Internet y utilizar programas de procesamiento de texto como Word", pero ese conocimiento y ese uso todavía no han sido trasladados a las aulas donde se dictan las clases.
Ocurre que hay también condicionamientos físicos que impiden la utilización de las netbooks: muchas no tienen ninguna conexión a Internet, o si la tienen es un acceso limitado, por cablemódem o vía telefónica. A juzgar por la enorme cantidad de cursos de capacitación que hay actualmente en los circuitos escolares y académicos, el horizonte educativo en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) está avanzando. Por ello, es de destacar la promesa hecha de que la UBA pondrá a disposición del Ministerio de Educación los programas informáticos que está desarrollando para que los maestros puedan utilizarlos en clase.
El objetivo es que nuestros jóvenes y nuestros docentes estén técnológicamente preparados para enfrentar los desafíos de esta hora, que son muchos y variados, y poder competir en un pie de igualdad con el resto de los países. El esfuerzo por conseguirlo y su justa valoración deben ser compartidos por toda la sociedad..
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