Financiada por Google y Bill Gates, Khan Academy ofrece en YouTube clases para todos los públicos que van desde matemáticas básicas a complejas lecciones de economía | La organización busca voluntarios para su traducción al catalán o al castellano
Vida | 24/05/2012 -
“Creo que acaban de vislumbrar el futuro de la educación”. La frase fue pronunciada en marzo de 2011 en Long Beach, California, en el marco de una charla de las conocidas conferencias TED. Quien la expresó urbi et orbi no fue otro que el mismísimo cofundador de Microsoft, Bill Gates. El creador de Windows hablaba de un joven, hoy con 35 años, que enseña matemáticas (entre otras muchas cosas) en pequeños vídeos de 10-15 minutos que él mismo hace y después cuelga en YouTube.
Gates hablaba de Salman Khan, Sal para los más allegados. Este joven de origen bangladesí y nacido en Nueva Orleans explicó entonces qué es y cómo nació Khan Academy, la organización sin ánimo de lucro dedicada a la educación que él fundó en 2006 y cuyo objetivo es “acelerar el aprendizaje para los estudiantes de todas las edades”. Khan, exanalista financiero de un fondo de inversión estadounidense en Boston, empezó en 2004 a elaborar tutoriales con lecciones de matemáticas dirigidas a su prima, Nadia, que estaba en Nueva Orleans y que arrastraba problemas en la escuela con dicha materia. El vídeo lo colgó en YouTube, de modo que los hijos de otros familiares y amigos también pudieran beneficiarse de sus clases. También lo usaron, aunque por aquel entonces Khan no lo sabía, los hijos de Bill Gates.
En breve empezó a tener respuesta desde fuera de su círculo de allegados en forma de comentarios en su cuenta de YouTube, principalmente padres preocupados que le agradecían -”algunos rezaban por mí”, ha explicado Khan- que su hijo hubiera entendido por primera vez las ecuaciones de segundo grado o el teorema de Pitágoras, por citar dos ejemplos al azar. Fue entonces cuando lo vio claro, decidió dejar su trabajo en el mundo de las finanzas y se encerró en el despacho de su casa de Mountain View, California. Allí, con la ayuda de un ordenador, un micro y un pad electrónico para escribir, ha explicado las clases que hoy ven diariamente millones de personas en todo el mundo, tanto estudiantes en edad escolar como adultos con ganas de ampliar sus horizontes.
En Khan Academy hay colgadas más de 3.000 lecciones de diferentes ámbitos del conocimiento. Desde matemáticas a historia, pasando por finanzas, física, química, biología, medicina, economía, cosmología, historia del arte, microeconomía o ciencia computacional, entre otras muchas materias. También hay actualidad, como la explicación del porqué de la crisis en Grecia y de su eventual salida del euro.
De hecho, si alguien decidiera aprender una lección diaria de todo el catálogo de Khan Academy debería invertir más de ocho años en ello. Cada mes visitan la página una media de cuatro millones de alumnos. En los últimos 18 meses más de 50 millones de estadounidenses han aprendido con Khan. En decenas de institutos, principalmente de California, ya se está estudiando únicamente con este método. Desde el Estado español reciben 400.000 visitas cada mes. Según los datos que maneja la organización, 150 personas, “seguramente profesores”, enseñan desde una escuela del Estado español con los vídeos de Khan Academy en aulas de al menos 10 alumnos o más.
Un indicador del éxito de esta iniciativa es el papel que el gigante tecnológico Google y Bill Gates, a través de la Fundación Bill & Melinda Gates, juegan en la organización. Ambos la han financiado con 15 millones de dólares, eso sin contar las aportaciones que diversos filántropos han realizado y que han permitido a Salman Khan la contratación de un equipo al que puede ofrecer salarios competitivos en el sector.
Una de las personas que forma parte de este equipo es Bilal Musharraf. Él es el responsable del área de traducción de la organización y lleva dos años trabajando con Khan. Desde Palo Alto, California, donde se encuentran las oficinas de la organización, Musharraf contesta a las preguntas de LaVanguardia.com acerca del proceso de traducción de los vídeos.
“Nos hemos centrado en una primera fase en las 10 lenguas más habladas del mundo (castellano, portugués, árabe, mandarín, ruso, hindi/urdu, bengalí, alemán, francés e indonesio) y queremos que el núcleo duro de las materias en matemáticas en esos idiomas estén bien traducidos en breve”, explica Musharraf en una entrevista telefónica.
Subtitulación y doblaje son los dos ejes en los que se vertebra el área de traducción de Khan Academy. Lo primero es puro crowdsourcing -”uno va a la web, hace click en un vídeo y añade los subtítulos”-; lo segundo, requiere de más compromiso por parte de los voluntarios. “Lo ideal en este aspecto es encontrar a otros Salman en otros idiomas, eso es lo que buscamos para doblar los vídeos”, explica Musharraf.
¿Y en catalán? En Khan Academy hay por el momento siete vídeos subtitulados al catalán que han realizado diez personas. Desde la organización californiana hacen un llamamiento a quienes deseen aportar su granito de arena para subtitular los vídeos que deseen. “Quién sabe, quizá algún día podamos hacer el Khan Academy en catalán”, dice Musharraf, que explica que el objetivo principal de la organización a corto plazo, concretamente de cara a julio, “es tener al menos 1.000 vídeos del núcleo de matemáticas disponibles en los 10 idiomas más hablados del mundo”.
En Barcelona, el filósofo y físico holandés afincado en el Alt Empordà Humberto Schwab, ha formado parte de los grupos de Khan Academy en la capital catalana. En él se intercambiaban ideas acerca de este método para aprender. “Khan Academy te demuestra que no hacen falta edificios para enseñar física, por ejemplo, porque puedes aprenderla más rápidamente por internet”, explica en conversación telefónica. “Con cosas así podemos solucionar de una tacada el problema de la enseñanza y, de paso, hacer las cosas más baratas. La Khan Academy es un profesor que da clases a millones de alumnos, y eso es muy barato”, señala.
Con todo, en su opinión, el papel del maestro sigue siendo importante en la educación de un alumno, aunque con reservas. “Si el profesor no está motivado no sirve de nada porque no motiva al alumno. Es más útil una charla de un profesional, un artista, un periodista, un emprendedor motivado, que todas las clases de un profesor sin motivación”, opina Schwab. “Por eso no necesitamos aulas de 35 alumnos: el profesor no puede conectar con los alumnos”, indica.
Con todo, Khan Academy también tiene críticos. Entre ellos, se encuentra Pablo Linares, profesor del Instituto Ignacio Aldecoa de Getafe, y autor del blog Matemáticas en el instituto, donde cuelga, en ocasiones, vídeos de la organización estadounidense para sus alumnos. Linares usa dicho material “como complemento” a sus clases. “Khan Academy envuelve los contenidos en un formato más atractivo pero la metodología no varía mucho con lo que no creo que enganche de veras a los alumnos ni les ayude a tener una mayor comprensión”, explica en un correo electrónico. “Estoy convencido de que se necesita un cambio más profundo que el de presentar las mismas cosas con diferentes formatos (vídeos, redes sociales, pizarras digitales). Las tecnologías son muy buenas pero hay que darles un uso apropiado y no deberían ser un fin en sí mismas sino un medio para potenciar el aprendizaje”, señala.
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