El juego sirve para desarrollar y explorar los múltiples talentos y atributos de la personalidad de un niño y como eje estructural fundamental para afianzar su sociabilización a lo largo de su vida con los otros. Por eso hay consenso entre los expertos de que el juego en la infancia sirve como conductor de múltiples aprendizajes.
Establecer el lugar del juego en la niñez sirve también para describir las "distintas infancias" que se desarrollan e insertan en las "distintas realidades socioculturales" de los niños. El análisis de sus lógicas, hábitos y agendas y como éstas muchas veces atentan contra la propia felicidad del niño permiten comprender mejor cómo utilizan su tiempo libre y cómo administran el ocio.
La Ley de Educación Nacional (26.206) en el artículo 27 inciso k no evitó el tema, sino todo lo contrario: establece al juego como objetivo para la educación primaria y la necesidad de promover el juego como actividad necesaria para el desarrollo cognitivo, afectivo, ético, estético, motor y social.
Por su parte, la Convención sobre los Derechos del Niño, en el artículo 31, establece que "los Estados Parte reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes".
Un preciso informe elaborado por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA) denominado "Derecho al juego. Entre el tiempo escolar, los amigos y el espacio público" profundizó este tema. Y entre muchas otras se formuló una pregunta que atravesó el contenido del informe: ¿cuál es el ejercicio de este derecho en las infancias urbanas argentinas?
El informe plantea que través del juego se pueden entrever las desigualdades sociales en el ejercicio de ese derecho y cómo se instala el acceso a las oportunidades.
Según el informe de la UCA, casi 6 de cada diez chicos/as entre 5 y 17 años en la Argentina urbana no suelen realizar actividades físicas o deportivas extraescolares. Y seis de cada diez chicos de entre 5 y 17 años en la Argentina urbana no suelen realizar actividades físicas o deportivas extracurriculares. Y más de ocho de cada diez tampoco realizan actividades artísticas o culturales.
Hoy, ni las jornadas escolares extendidas de los sectores urbanos medios en escuelas privadas, con una agenda cargada de actividades extracurriculares; ni los chicos de familias más vulnerables que, si bien asisten a clase media jornada, logran organizar su tiempo libre. Ninguno parece llegar a un equilibrio entre aprendizaje, juego y ocio creativo, en donde hay varios actores responsables.
Ianina Tuñón, coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA y coordinadora también del citado informe, explica a Infobae: "La mayoría de la infancia y adolescencia en la Argentina urbana asiste a escuelas de jornada simple y pertenece a hogares de estratos sociales bajos y medios bajos (sectores de trabajadores marginales y obreros integrados). En este sentido, son infancias que objetivamente disponen de tiempo libre. Sin embargo, no tienen una estructura de oportunidades integral para el mejor aprovechamiento de ese tiempo libre y de ocio en actividades deportivas, y/o artísticas extraescolares. Sucede que esas estructuras de oportunidades existen a nivel de las ofertas del mercado pero no son tan amplias en la gestión pública o a través de organizaciones de la sociedad civil".
La Argentina urbana
En la Argentina urbana los desafíos son muchos cuando se trata de garantizar y promover el derecho al juego recreativo, las actividades deportivas y artísticas que siempre representan una oportunidad para lo lúdico. El informe del Barómetro de la Deuda Social de la UCA agrega estos detalles:
- Siete de cada diez chicos/as escolarizados no participan de encuentros deportivos en el espacio escolar.
- Cinco de cada diez chicos/as escolarizados/as no suelen realizar salidas de campo o extensión en el espacio escolar (salidas a museos, espectáculos, edificios históricos, entre otros).
Sobre la agenda de muchos chicos de las clases medias urbanas con jornadas escolares extendidas, mucha tarea, poco juego y actividad física y exceso de tecnología, Tuñón puntualiza:
"El exceso de actividades y ocupaciones en la infancia y adolescencia urbana es una realidad que afecta a una porción muy reducida que pertenece a los sectores sociales medios profesionales de la Argentina urbana. Para la mayoría de la infancia, una escuela de jornada extendida de gestión pública es un derecho aún pendiente y que sin duda implicaría una ampliación de esa estructura de oportunidades empobrecida para la socialización y formación en el deporte y la cultura a la que referimos".
Las oportunidades para el ejercicio del juego se relacionan con los espacios sociales y los tiempos disponibles, pero sobre todo con el acceso. ¿Aparece dañada la calidad de vida de los chicos?
Al respecto Tuñón detalla: "Lo que afecta la calidad de vida es el no acceso a estas actividades deportivas y artísticas que restringe las oportunidades de socialización con grupos de pares de diferentes pertenencias sociales. Y de modo adicional, no evita que los chicos se desarrollen en el marco del juego activo que es imprescindible para la salud del niño hoy y para el adulto del futuro".
Aprovechar el tiempo que hay
En efecto, el juego invita a poner en práctica la invención, la creatividad, la imaginación; asumir los desafíos motrices y a desarrollar habilidades sociales esenciales en la relación con los otros.
A medida que los chicos crecen, el desarrollo de las destrezas sociales a través del juego adquiere un rol protagónico: el juego permite reconocerse a uno mismo. Pero también reconocerse en relación con los otros con quienes se coproduce la actividad. Así es que se establecen reglas de juego, se suman diferentes roles y se aprende a esperar, compartir y colaborar.
Estas capacidades sociales que se desarrollan a través del juego espontáneo, de los juegos organizados en el deporte y la actividad física, pero también a través del arte y la cultura pueden constituir luego importantes espacios de pertenencia en la adolescencia.
Como quedó demostrado en el trabajo de la UCA, hay un consenso generalizado entre expertos, educadores y organizaciones que estudian y trabajan por los derechos del niño sobre la importancia del juego en la infancia. El juego, la recreación y formación en actividades de esparcimiento, deportivas y artísticas son un derecho que tienen los niños, las niñas y adolescentes. Y será fundante para la vida adulta.
El ejercicio de este derecho debe estar propiciado en gran medida por la familia, por la escuela como espacio de socialización fundamental, y cabe explorar el espacio de juego espontáneo no escolar en el marco del espacio público. ¿Cómo recuperar tiempo para el ocio?
Aclara Tuñón a Infobae: "No se trata de recuperar el tiempo sino de utilizar ese tiempo que existe y que la mayor parte de los niños/as dispone. Lo que se requiere es de un Estado, un mercado y una comunidad más comprometida con la infancia y generando ofertas educativas en estos campos, de calidad y accesibles para los sectores sociales más vulnerables a gran escala.
LO QUE SE REQUIERE ES DE UN ESTADO, UN MERCADO Y UNA COMUNIDAD MÁS COMPROMETIDA CON LA INFANCIA
¿Hasta dónde influye el contexto sociocultural del niño en su vinculación con el ocio y el juego?
Sin duda, en condiciones de pobreza es alta la propensión a la insuficiente actividad física en espacios de educación tanto a nivel de las poblaciones adultas como entre los chicos/as. Hoy estamos focalizando en la infancia y es bueno que así sea porque son cambios y hábitos que se afianzan en esta etapa de la vida. No obstante, las políticas de salud de un Estado inteligente deberían apuntar al conjunto de la sociedad, responde Tuñón.
Según el estudio de la UCA, las ofertas de actividades físicas y deportivas en el marco de la educación no formal suelen ser privadas en la órbita del mercado, con un costo económico para los hogares; o cooperativas y comunitarias, las cuales suelen estar sujetas a una cuota social.
También existen ofertas en el espacio escolar a contraturno que habitualmente son coordinadas por asociaciones de cooperadoras y organizaciones comunitarias. En los últimos años también se han desarrollado programas orientados a la promoción de la actividad física, el deporte y el juego recreativos en gobiernos locales como iniciativas nacionales en espacios socio-residenciales vulnerables.
Con agudeza el informe sobre "Derecho al juego..." del Barómetro de la deuda social de la infancia de la UCA pone la lupa sobre las infancias que aún no participan de estas ofertas de educación no formal y en tal sentido ven vulnerado su derecho al ejercicio del deporte y al juego activo y recreativo.
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